Escribir mi primera novela, «Amacoy: Fantasmas del Viento», fue una experiencia mágica y catártica. Durante el proceso, experimenté un profundo sufrimiento espiritual que se transformó en una conexión más cercana con mi espíritu y mi verdadero yo. Recuerdo que cuando escribía , lloraba al mismo tiempo.
Igual me pasó que a través de la escritura, pude experimentar un estado de felicidad en el que mi cuerpo, mente y espíritu se unieron en armonía. Fue un momento en el que me reencontré con mis seres queridos y me di cuenta de que formamos parte de un todo.
La espiritualidad desempeñó un papel fundamental en mi novela, especialmente el viaje del alma a través del tiempo en la misteriosa caverna de los Amacoy. Esta experiencia significó mucho para mí, ya que sentí una proximidad a lo divino. Sin ese reconocimiento y conexión con lo espiritual, me habría sentido perdida y no habría alcanzado mi pleno potencial. Este proceso de escritura marcó un antes y un después en mi vida.
Ahora, siempre que necesito volver a ese momento de felicidad y plenitud, recuerdo mi experiencia al escribir «Amacoy: Fantasmas del Viento». Me ayuda a recordar que formo parte de algo más grande y que tengo la capacidad de conectarme con mi esencia más profunda. Esta novela fue mucho más que un simple relato, fue un viaje transformador para mi alma y una revelación de mi propósito en la vida.
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El 26 de Abril ¡Feliz Día de Sant Jordi! es un día especial en el que la magia de la literatura y el amor se unen en una celebración llena de encanto.
Queridos amigos y amantes de la poesía, en este día tan especial, queremos compartir con ustedes una joya literaria: «Derivaciones del Amor». Este libro de poesías es una oda a los sentimientos más profundos y a las emociones más puras que surgen del corazón.
Con un estilo único y conmovedor, Mila Mendoza nos transporta a un mundo de amor, romance y pasión a través de sus versos exquisitamente escritos. Cada página es un viaje a un universo de sensaciones que te atraparán desde la primera línea y te dejarán ansioso por descubrir más.
Y lo mejor de todo, en el Día de Sant Jordi, este hermoso libro de poesías en E-book tiene un precio especial: ¡solo 0.99 Euros! Es una oportunidad única para regalarte a ti mismo o a alguien especial un tesoro literario que perdurará en el tiempo.
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En España, las calles se llenan de coloridos puestos de rosas y libros, mientras las parejas y amigos pasean emocionados, buscando el regalo perfecto para sus seres queridos. Es una jornada en la que los amantes de la lectura y la poesía encuentran tesoros literarios que les transportarán a mundos fascinantes, despertando su imaginación y emociones.
Las rosas rojas, símbolo del amor apasionado, se intercambian entre enamorados y amigos, como muestra de cariño y gratitud. Los libros, en honor a la leyenda de Sant Jordi, el valiente caballero que luchó contra un feroz dragón para salvar a la princesa, se regala como una forma de compartir conocimiento, historias y aventuras.
Las calles se impregnan de poesía, con recitales y lecturas en cada rincón, mientras los autores firman ejemplares y comparten su amor por las letras con sus lectores. Es un día para celebrar la creatividad, la imaginación y el poder transformador de las palabras.
En ese Día de Sant Jordi, recordamos la importancia de la literatura y el amor en nuestras vidas, y cómo ambos nos conectan y nos inspiran. Es una jornada para honrar a los autores, agradecer a los seres queridos y sumergirnos en la magia de los libros y las rosas.
TEPUY, Playa de Mayupa.(LIBRO: DERIVACIONES DEL AMOR)
Noche de luna y de lluvia de olor a Mastranto mojado, de mecernos en la hamaca en medio de aguacero que empapa la Sabana y agiganta el río… Mientras yo galopaba sobre el lomo de tu potro y te mostraba en vaivenes el amor en otro ritmo. Ritmo de indio Pemón ritmo de Piaches y cantos.
Noche de una luna llena que al escampar relucía con el paisaje imponente de aquellos grandes Tepuyes que vigilaban su selva con inmensa adoración. Noche de baile y de amor. Tú te dejabas llevar muy pegado a mi cuerpo y seguías al compás de nuestros vientres unidos la danza de la pasión de estrellas y duendes.
Siete estrellas te di para señalarte el rumbo cuando te encuentres perdido allá en tu viejo mundo. Solo tienes que mirar en el cielo la leyenda que una india te contara aquella noche en la selva. La historia de una gran raza y su princesa valiente quien por amor todo dio. Igual puedo hacer yo tenlo siempre bien presente.
Noche de Akaida y piaches y de duendes sobre el techo. Y yo abrazada a tu pecho no sentía ningún temor te demostraba el amor cuando en el medio del rito más antiguo de este mundo explotábamos a gritos explotábamos en uno. Y contagiado en la danza de toda nuestra pasión aquel perro bailarín que quiso bailar tambor para demostrar la magia de aquella noche de luna de aquella noche de lluvia de aquella noche de amor.
cobran vida inusitada, abrazan, apretujan,masajean,acarician,tocan tambor,se mueven mientras duermes provocando un temblor en la cama que me confunde..
Tus pies son alondras al aire, suaves, frágiles,pequeños y alegres.
Tus pies me aman ,como tus manos. Recorren mi cuerpo y me excitan.
Tus pies huelen a brisa fresca , a jabón, se enroscan en mi cuerpo, me atrapan, me aprisionan, me besan.
Tus pies me dan calma y si en las noches no los siento acariciando mis piernas, no duermo bien.
Amo tus pies de alondras …que hacen nido con los míos.
Las sincronicidades son milagros menores que nos suceden a todos cuando estamos atentos a las señales. Y yo me llamo Milagros…coincidencia? ¿Cuántas veces les ha pasado que estamos pensando en una persona, y nos llama por teléfono, o os lo topamos en la calle? o cuando empiezas a leer un libro muy interesante que te gusta el tema, y todos los libros que revisas en la librería, que te los tropiezas , son sobre mismo y te ayudan a definir tu pensamiento. O una canción que la tarareas y cuando enciendes la radio es la primera que cantan… y asi todas esta cosas simples que las llaman casualidades, son sincronizaciones de tus sueños.(Según Jung, famoso psicólogo).. me encontraba en aquella tienda de ropa, que tenía unas buenas ofertas, pero solo tenia una idea fija en mi cabeza, buscar a una artista que interpretara mis canciones en España.
Alli estaba Lentejitas frente a mi, una chica simpática, alegre, llena de una energía, parecida a la mía. Comenzamos hablar y resultamos ser del mismo signo, nos gustaba escribir, cantar, eramos mujeres creativas. Una verdadera artista con trayectoria y temas de éxito. Enseguida surgió la empatía entre ambas y le regalé mi libro de poesías ¨Derivaciones del amor¨ para que leyera mis canciones y mis poemas. Mi sorpresa fue que me llamó por teléfono,le gustó uno en especial que le hizo ¨Tilin¨ . En nuestra convesación le dije que al final del libro había canciones que tenían música, hecha por mi .
Lentejita no quiso dejarse influenciar. Ella comenzó de cero con ¨Dos que se han querido¨, poema que se lo hice a mi difunto,ex-esposo, el padre de mi hijo.
Lentejita fué mi milagro del dia, y espero que no sea la única canción de mi libro, que interprete y componga, sino que de aquí en adelante podamos llevar al éxito nuestro sueño de sincronicidad.
Yo estaba en mi camino vital, en el camino de mi corazón y de mis sueños…
Y Ustedes ahora disfrutarán del resultado… Un chilaoo aflamencao.
«Las sincronicidades son coincidencias temporales de dos o más sucesos relacionados entre sí de una manera no causal y que presentan alguna relación con los pensamientos y emociones de la persona que la experimenta» C.G Jung
Así se ha debido de llamar a mi hija, quien cumpleaños este día tan bello y especial. La Virgen me regaló el Milagro, de ser madre por primera vez, he iluminó el alma de mi pequeña, bendecida por ella, para ser la persona excepcional que es y a quien todos amamos. Elvia Josefina Herrera Mendoza.
De mi libro: Historias cuentos y sabores de Mia, les ofrezco el relato de su nacimiento.
Dibujo de portada: Sol Mendoza
La princesa con su penacho indígena.
Como todos los domingos, salíamos las dos primas, embarazadas, primigestas, a caminar las barrigas, como decía yo. Nos pavoneábamos, orgullosas con nuestros respectivos maridos, y nuestros vientres hinchados a punto de estallar. Agarradas del brazo de nuestros esposos, las mujeres hablábamos de lo que habíamos tejido y si teníamos la canastilla lista, mientras, que con la otra mano sobábamos la barriga para sentir el pataleo de los niños, gestos característicos de las mujeres preñadas.
Ellos, estaban pendiente de la próxima pelea del boxeo, la pelea del siglo como la llamaban, entre George Foreman “Big George” y Muhammad Ali “The Greatest.” Hacían sus apuestas y planes para verla juntos tomándose una cerveza.
Después de una larga caminata, a las preñaditas nos daban los antojos por helados, que nuestros maridos complacían con el mayor de los gustos, porque también lo disfrutaban. Comiendo mi heladito de fresas, en esa rica heladería que quedaba a dos manzanas de la casa, sentí como corría un líquido de entre mis piernas, y moje el asiento
–– ¡Qué vergüenza, José Luis! ––le dije a mi esposo, que era medico obstetra.
––Creo que he roto fuentes, o tengo una fisura, mojé el asiento. Dame servilletas para secarlo, creerán que me hice pipi.
––No, —dijo él––. Se está adelantando el parto, el niño está previsto para llegar en doce días, que es tu fecha de parto.
Nos fuimos a casa por si seguía perdiendo líquido, o se me acrecentaban las contracciones.
Al otro día, martes ocho de diciembre, día de la Virgen de la Inmaculada, seguía con el dolor de vientre y perdiendo poco líquido. José Luis tomaba el tiempo de las contracciones y decidimos irnos a la clínica para que me examinara el doctor, quien era mi cuñado Darío, casado con mi hermana mayor María Josefina.
Encontró que el cuello del útero se había borrado y estaba iniciando un proceso de parto.
––José Luis llévala a casa y la traes preparada para hospitalizarla–– dijo mi cuñado.
Pasé por casa de mi mama, antes de ir al hospital, para avisarle y darles la noticia que iba a nacer su primer nieto. Mi mamá me preparó un atole de Maicena, porque no podía irme, sin nada en el estómago y así emprendí el camino a la clínica con mi canastilla de amarillo, porque en ese entonces todo quedaba a voluntad de Dios. Lo que viniera, si era niño o niña, sería bien recibido. Me acompañaba mi inexperiencia de primigesta, pensando que todo sería rápido y la alegría e ilusión de mi primer hijo. No voy a decir los nervios, porque nunca los sentí.
Al llegar a clínica, me dieron habitación y me arreglaron para empezar y acelerar el parto, afeitada, enema y Pitosín en vena, para acelerar las contracciones y los dolores también. Aquella noche era la pelea más famosa de la historia del boxeo y todos estaban esperando verla en la televisión. Era lo único que oía hablar entre las enfermeras y los médicos. Mi papá, médico viejo ya estaba preparado para el advenimiento de su primer nieto, estaba allí acompañándome. Todos los otros doctores estaban nerviosos, no sé si era porque mi padre, con su experiencia, los intimidaba, o porque se podían perder el boxeo. Tardé mucho, no dilataba bien, unas seis horas de trabajo de parto o más. Me dio la anestesia el futuro padrino del bebé, médico anestesiólogo y mejor amigo de José Luis. Con la epidural se me aliviaron los dolores, por un rato, pero empecé a vomitar el atol de maicena que me hiciera mi mami, con tanto amor, y con lo extendido del alumbramiento perdí la anestesia.
Entre contracciones, dolor, los espasmos del vómito y los gritos del boxeo seguía yo con mi proceso, ¡que ya no aguantaba! ¡Ya no tenía más nada que expulsar, solo bilis!
De vez en cuando llegaban mi cuñado y mi esposo a revisar las dilataciones del útero, mientras, mi papá no se movía de mi lado, me agarraba la mano y me pasaba el envase del vómito, me limpiaba y me acariciaba la cabeza, me ayudaba a incorporarme para seguir vomitando. Protestaba porque estaban pendientes de la pelea del siglo y no de mi parto.
Llegó un momento en que perdió la paciencia y fue a la habitación de los médicos, contigua al quirófano, a preguntarles si es que me iban a dejar sola, pariendo o era él quien me debía de atender. Así salieron los tres médicos apuraditos, mi esposo, mi cuñado y el padrino, diciendo:
— ¡No doctor no se preocupe, ya estamos aquí!
Empezaron las enfermeras montadas en mi barriga a empujar, para ayudar a que el bebé saliera, estaba atascado. Eso acrecentaba mi dolor. En aquel entonces, una cesárea era el último recurso.
—Hay que cortar, la episiotomía, has la incisión en el perineo. Es un trabajo de parto laborioso hay que ayudarla. —decía mi padre con voz grave, viendo que mi cuñado no tomaba la determinación.
—Hay que hacer la episiotomía, no sale el feto, abre el camino, para que salga la vida, y no se desgarre hasta el recto.
—Sí, si doctor ya– respondió mi cuñado.
Yo solo veía la figura de mi padre enfrente de mí, detrás del mi cuñado que hacia el procedimiento. Mi esposo me agarraba la mano y me pasaba el envase del vómito. Con cada esfuerzo por vomitar ayudaba también a pujar.
Mi papa, con voz muy pausada le habló a mi cuñado.
—Hay que ayudar con un fórceps.
—Eso estaba esperando doctor, que usted me dijera. —Respondió Darío.
No se atrevían a tomar ninguna decisión sin que él la autorizara.
Yo seguía con mis vómitos y dolores horribles. Mujer que no ha parido nunca no se imagina lo que es eso. Es tan intenso que sentía que me desmayaba. Solo escuchaba unos gritos
— ¡Dale, dale duro, túmbalo!
—Denle más volumen al televisor para escuchar la pelea–– dice el doctor
— ¡Cónchale!
— ¿Qué pasó?– dijo mi papá– ¿Algo va mal?
—¡Nooo! ¡como que hay knockout! –Respondió el médico anestesista—. 1, 2, 3 se levantó.
Y yo sin saber que pasaba, vomitaba ya la bilis, y gritaba – ¡más nunca come atole de Maicena!– y preguntaba al doctor.
— ¿Por qué te levantas? Sácame a ese muchacho. ¡Ay me duele! ¡Ay, no aguanto más!
—Allí viene, allí está la cabeza, utiliza el Fórceps y sácalo —Decía mi papá, pendiente de mi sufrimiento
–– ¡Rótalo, rótalo! ¡Puja, puja duro, hija!
— ¡Dale duro termínalo de rematar!
— ¡No, no lo rematen! —gritaba yo desesperada pensando que era conmigo, que yo pujo…
— ¡Puja, puja más fuerte, empújale la barriga! —ordenaba mi papa a la enfermera que estaba sobre mi panza.
—Dale un golpe en la cara termínalo.
—Dale, dale, ¡puja, puja!
— ¡Knockout!
Y se escucha el llanto…
— ¡Ya salió! —dice mi padre respirando hondo.
— ¡Ya lo tumbaron! una dos 3 4 5 6 7 8 9 10… ¡no se para!
—Está bien, está sana. ¡Es una niña! Están contando los deditos, diez, están completos.
—No se puede parar es un bebé, pero llora– dije yo a punto de desmayarme, sin comprender.
– ¡NOOO es Knockout!
—Quiero verla —digo yo llena de vómito. Ese olor no me abandonó durante todo el embarazo y terminé pariendo cubierta de él.
—Quiero verla —dije con una voz entre alegría y dolor.
—La están limpiando. Responden.
— ¡No se levantó, no se levantó ganó, ganó!,… Se abrazaban, brincaban
¡Pensaba que eran esas demostraciones de alegría por el nacimiento de mi hija!
José Luis lloraba.
—Aquí esta nuestra hija mi amor– y me enseñó a la niña más linda, producto del amor que fue traída al mundo con el dolor más profundo de parto pero con la felicidad, mas grande y esperada.
—Pero, ¿Qué tiene en la cabeza? —Pregunté—, ¿un golpe? ¿Quién le pegó, fue el Fórceps?
—No dice mi esposo– es el cabello parado.
¡No, no es eso! —Respondí—, es un penacho de princesa indígena.
Y mi padre dijo en voz alta y fuerte para que no hubiese dudas….
—Sí, tiene mucho cabello y un gran remolino que le levante el pelo, será tu princesa indígena y se llamará como sus dos abuelas, Elvia Josefina…
Si teníamos nombres seleccionados todos nos quedamos callados…Y así hija mía, siempre serás mi princesa, con tu penacho de cabellos que asemejan las plumas de los indígenas adornando tu bello rostro. Ese es el recuerdo imperecedero de la primera vez que te vi.
NOTA.- Ahora comprenderán porque no se llamó Inmaculada Concepción.
Hoy en el día mundial de la poesía les dedico este verso de desamor para aquellos, quienes sienten, aman, viven, sufren, lloran y son felices…de mi libro ¨Derivaciones del amor¨
Ilustración Sol Mendoza
Nos quedamos perdidos en un sueño, caminando una playa que no existe. Dos extraños en la misma cama, que ni los buenos días se dicen.
Nos quedamos vagando en un desierto, en un abandonado sembradío. Aridez al hablarnos y mirarnos y un frío que entumece el alma.
Nos quedamos con las manos vacías, con los cuerpos dormidos en un gran desamor. Con las miradas frías y mucha rabia en la voz.
Dos que se han querido como tú y yo lo hemos hecho, no se pueden apartar; aunque anden al acecho, todo el pueblo, los amigos, tu mujer y los vecinos.
Que nacimos para amarnos, y si quieren separarnos, tendrán que quemarme viva, o flagelar todo mi cuerpo, para arrancarme tus besos.
Borrarte de la memoria, todos mis versos de amor. Incinerar mi recuerdo en la pira de tus huesos.
Y mis besos brillarán, en cada llama rojiza que se desprenda del fuego, como estrellas refulgentes del espacio sideral.
Dos que se han querido
No lo puedes remediar y aunque no me quieras ver ni me quieras escuchar tendrás que acallar mis ruidos o bloquear tu corazón.
Tendrás que secar tus lágrimas o robar como un ladrón el sueño de algún poeta, una barca de coral.
Un jazmín en luna llena un pétalo de azahar el brillo de la ardentía el ruido eterno del mar. O lanzarte a la aventura de un Ulises por su mar para ver si de esta forma puedes borrarte mi nombre y me puedas olvidar.
En estos momentos la cantante española Bea, conocida como ¨Lentejitas¨ está haciendo una arreglo musical de esta poesía en Flamenco Chill out, o Flamenco lounge. !Pronto estará listo para que disfruten de una voz excepcional y una música contagiosa.!