AMOR EN LOS TIEMPOS DEL COVID19
Que difícil es el mundo ahora en los tiempos del bendito COVID19. No puedo escribir con estos guantes, no puedo respirar bien con esta máscara, ¿cómo será ahora? ¡Ay no! Y ni pensar en el amor en los tiempos del coronavirus, lo que me faltaba por ver. Sólo pienso en que de un momento a otro recibiremos la visita de los extraterrestres, o que nos convertiremos en zombis por causa del virus chino. No creo que nos tardemos tanto porque con eso de los OVNIS volando en formas geométricas, que si un cuadrado en el cielo, que si un triángulo… solo faltan los octágonos para completar y tendremos otra tragedia más para cuidarnos… ¡la invasión extraterrestre! Y ni hablar de las fulanas redes y las reuniones virtuales.
Y bueno, ¡Si! Creo que la paranoia me afectó la cabeza, porque durante esta pandemia, que sólo quedará desempleo, hambruna, crisis global y pare de contar, nada mas y nada menos, se me ocurrió la brillante idea de buscar pareja. La verdad es que pensándolo bien creo que estoy un poco loca, o en el fondo siento ¿qué no lo quiero encontrar? pero, es que es tan difícil y me da pereza pensar en encontrarme en una cita cara a cara, con mascarillas puestas, guantes y a dos metros de distancia con un hombre que me guste; porque hay lugares que el distanciamiento es hasta de seis metros. ¡Que tragedia!
Lo peor no es solo los guantes y máscaras, sino el estar en esas preguntas y respuestas de ping pong… que si eres casada, divorciada, viuda, que si tienes un amante… ¡Ay no! El punto es que lo pensé muy bien porque detesto las dos cosas: el salir en tapa bocas o enrolarme en una página web, donde no sabes si el sujeto en cuestión es verdadero, o lo que sea. Pero no perdía nada con intentar así que me arriesgué y me registré en una página de match. Si, de esas que le das que si o no, cuando ves una foto y si ambos le dan un si, pues es un match.
Navegando en mi “match”, me encontré con este hombre maduro, tan bien puesto, de barbas blancas y ojos profundos. Tenía una foto muy dulce con una bella sonrisa, otra en una playa donde se realzaban sus bíceps un poco trabajados. Les cuento que me puse en contacto, le di al ¡SI! Y enseguida recibí su respuesta. Era un tipo holandés, me dijo que se tuvo que ir a Turquía por viaje de negocios. Tenía un negocio de piedras, minería, un verdadero hombre de futuro.
Las cosas avanzaron rápido durante los textos, él siempre estaba disponible sin importar nada, me daba prioridad, al menos así lo sentía yo. Me escribía todas las mañanas una linda carta de amor, me llamaba por teléfono con una voz muy dulce, todas las noches, para que durmiera pensando en el, pero ahora que lo pienso, esa voz no estaba acorde a la edad que reflejaba en la foto… ( Cuento que aparece en el libro Historias , cuentos, sabores de Mia.). Continuará….